“Firmé los papeles porque si el directorio no quiere que continúe, no voy a continuar a la fuerza”. Así de claro fue el entrenador Edgardo Malvestitti, que fue cesado de su cargo como técnico de Real Potosí, después de tres meses de estar al mando. “Me pagaron hasta el día en que trabajé”, contó a DIEZ el argentino, que alista sus pertenencias para retornar a su país y esperar una nueva oferta laboral.
Malvestitti se sorprendió con la determinación del directorio, a la cabeza de Daniel Ordóñez, porque el equipo ganó los últimos dos compromisos, en medio de una fuerte crisis económica. “Aguanté que me pongan cuatro partidos de visitante, aguanté que los jugadores ingresen en paro diez días, aguanté que no haya canchas de césped natural para entrenar (…)”, recalcó el técnico que conoce bien el medio boliviano.
El argentino sospecha que hay algo extraño ante su despido, pero asume que el club “no tenía dinero” para pagarle. Sus sospechas apuntan al presidente interino, Ordóñez. “Sigo pensando que detrás de esto hay algo (…). Presumo algo, pero no lo tengo claro. Si una persona se quiere ir, quiere dejar la presidencia y el club está tan mal, por qué no se va”, agregó Malvestitti.
La dirigencia anunció que dejaron de prescindir los servicios del entrenador de forma dividida, ya que Ordóñez dijo que se iba y el presidente de la comisión técnica del club, Gustavo Cabero, renunció a su cargo tras ser informado sobre la decisión. “Justo empezábamos a encontrar una identidad de juego”, lamenta Malvestitti, que viajará el martes a su país para buscar nuevos horizontes. “Ahora me tengo que aguantar esto”, concluyó.
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