miércoles, 23 de agosto de 2017

Henri Lapczyk: ‘Me siento feliz aquí, como un potosino más’



Identificado con Real Potosí y encariñado con la Villa Imperial, donde reside desde que llegó a Bolivia, el paraguayo Henri Lapczyk ha saltado a otra faceta de su vida profesional: dejó de ser el arquero del primer plantel y pasó al cargo de gerente técnico, una especie de eslabón entre la dirigencia y los futbolistas.

Defendió la portería del conjunto lila durante siete temporadas, ha sido parte de los éxitos nacionales e internacionales, pero también de los duros momentos como uno de los jugadores más fieles en todo este tiempo. Y a pesar de que aún tenía contrato por seis meses, colgó los guantes para aportar desde otro sitial.

En todo caso, su prioridad es terminar el curso para director técnico, lograr el título y lanzarse a dirigir.

— ¿Te acuerdas de cómo llegaste a Potosí?

— Yo estaba jugando en Paraguay y en 2011 el señor Samuel Blanco (presidente vitalicio del club) me llamó, me hizo la propuesta; hablé con mi familia y me vine a la aventura, a cambiar de aires. Firmé por seis meses y ya son siete años hasta el momento. No conocía el fútbol boliviano, pero decidí venir y me siento contento por haber tomado esa determinación. No sabía ni que hacía frío ni que estaba a 4.000 metros sobre el nivel del mar, no conocía nada de la geografía de Bolivia, pero me siento feliz aquí porque me acogieron como a un hijo, quiero mucho a esta ciudad y me siento un potosino más.

— ¿Por qué te atrapó Real?

— Bueno, hubo posibilidades de pasar a otros clubes, algunos se interesaron en mis servicios, pero por diferentes circunstancias no se dieron las cosas y luego porque los clubes grandes siempre tenían colegas de buen nivel en mi puesto. También mi contrato con Real, en muchos casos, no me permitió partir, y además que me encariñé con el club, con la gente de acá que es muy buena y por ello me afinqué en esta ciudad y así transcurrieron las siete temporadas. Me siento como en casa, además que a mi familia le gustó mucho el país y esta ciudad.

En su faceta de arquero defendiendo el arco de Real. Foto: Archivo La Razón

— ¿Te retiraste del fútbol definitivamente?

— La verdad es que no tenía ganas todavía de dejar el fútbol porque aún tenía contrato por seis meses más, fue una decisión que me costó tomar. Tenía muchas ganas de continuar jugando, pero también hablamos con los nuevos dirigentes y me convencieron para que apoye desde otras funciones; entonces decidí alejarme de las canchas y empezar una nueva etapa de mi vida que es la de la gerencia técnica, que implica también estar cerca de los futbolistas, en otro rol, en otro compromiso. Las ganas de que Real Potosí salga adelante y sea protagonista también son importantes.

— ¿Qué te dio el fútbol en la práctica activa?

— Me dejó lindos recuerdos, creo que los siete años que pasé como futbolista en Real Potosí fueron buenos, pero la parte económica siempre fue bastante complicada por la situación que vivió el club; sin embargo, el cariño de la gente me lo he ganado y ese respeto que alcancé me dejó una buena imagen como persona y como profesional, creo que hice bien mi trabajo, siempre rendí al máximo y traté de ser muy disciplinado, tengo buenos recuerdos y me voy con ellos.

— ¿Cuáles fueron los momentos más complicados?

— Lo momentos complicados fueron siempre sobrellevar al plantel cuando faltó dinero, cuando no cobrábamos durante meses, eso fue lo más difícil de llevar en la espalda y hablar con los compañeros.

— ¿Y los más felices?

— Cuando llegué a Real Potosí en 2011 el recibimiento que me brindaron, además de jugar cinco torneos internacionales, alcanzar una segunda fase de Copa Sudamericana, esos fueron momentos muy maravillosos. Llevar a Real a que sea conocido en el contexto sudamericano, llevamos a un equipo chico y lo pusimos en la vidriera en el contexto regional.

— ¿Fuiste feliz en otros clubes también?

— Creo que el haber llegado a la selección de mi país en 2007, cuando jugaba en Olimpia, eso fue importante. Recuerdo que hice un campañón y la gente pidió y presionó para que me tomaran en cuenta en la selección y pude llegar; pero también al haber estado allí hizo que cometiera el gran error de perder la humildad y relajarme, cuando más debía trabajar. Lo peor es que dejé mi país porque se me presentó una gran posibilidad de salir a Chile, fui a jugar a Huachipato porque la propuesta económica era grande, pero me perdí allí.

— ¿Por qué gerente técnico y no director técnico?

— Todos pensaron que yo iba a ser el próximo técnico del plantel, pero primero quiero terminar mis estudios y capacitarme un poco más. Es que el técnico depende mucho de los resultados y a veces con tres o cuatro derrotas tu cabeza ya está rodando, no sería bueno para la gente que me tiene mucho cariño aquí. Hay un claro ejemplo, lo que sucedió con el brasileño Rogerio Ceni, ídolo en San Pablo, donde ganó todo y de ser jugador pasó a ser técnico y antes de los seis meses pidieron su cabeza, por más títulos que ganó como jugador. Ahora sé que esta posición de la gerencia técnica no va a ser fácil porque formar un grupo y un equipo siempre es complicado, pero apoyar desde afuera a quienes están dentro será mucho más factible, así que por lo pronto queda en puntos suspensivos lo de la dirección técnica, pero el objetivo es terminar la carrera a futuro.

— ¿Está bien el fútbol boliviano?

— Yo creo que es muy complicado el tema económico, porque evidentemente tres o hasta cuatro clubes tienen una solvencia económica que necesita el fútbol, pero los demás pasan por situaciones agobiantes que los hace inestables. Real no es el único, hay otros que se encuentran en situación más crítica. Creo que el problema mayor es la falta de asistencia de la gente a los estadios. Bolívar, The Strongest, Oriente y Wilstermann en este momento son los que más aficionados llevan y recaudan bien, después los demás clubes jugamos con estadios vacíos, ojalá cambie la situación en este aspecto, aquello reconfortaría la situación de los clubes que tenemos dificultades.

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