Antes, mediante una misiva, Wilson Gutiérrez, confirmó que deja el cargo por presiones familiares que lo obligaron a velar por la seguridad de la misma que fue amedrentada incluso con dinamita.
“Sobre los actos vandálicos e intento de incendiar y destruir mi casa, la noche de ayer (por el jueves) a horas 20:30, perpetrado por un grupo de mal llamados hinchas que sin consideración ni respeto alguno sobre la integridad de mi familia, atentaron cobardemente con violencia y alevosía, utilizando incluso dinamita, ante estos hechos vandálicos me reservo de iniciar acciones legales que me correspondan”, dice el texto que se conoció ayer.
La carta continúa y habla de la crisis institucional que vive Real Potosí: “Sobre la crisis institucional en el club Real Potosí, quiero recordar y hacer conocer el acuerdo firmado entre mi persona y el otro presidente, suscrito en presencia de testigos y garantes de dicho acuerdo, el Honorable alcalde de la ciudad de Potosí y el Gobernador de la ciudad de Potosí”.
Cabe recordar que Real Potosí hasta la víspera contaba con dos planteles con sus correspondientes técnicos, el primero que apoyó a Gutiérrez dirigido por el DT Fernando Ochoaizpur y el otro dependiente de Santos con el entrenador argentino Walter Botto.
Una vez que se conoció la determinación de la Federación Boliviana de Fútbol, se comenzó a gestionar la habilitación de seis jugadores, los argentinos Luciano González, Maximiliano Gómez y Luis Leguizamón, además de los nacionales Aldair Berríos, Evert Urquiza y Marco Vallejos, quienes son considerados claves en la estructura que maneja Walter Botto. Las gestiones las realizó el propio dirigente Juan de Uzín, en el valle.
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