viernes, 31 de octubre de 2014

Las penurias no tienen final



La noticia de que la actual directiva de Real Potosí negocia la transferencia de la entidad a un grupo de empresarios mineros de las Cooperativas de Porco ha vuelto a encender las alarmas por la crisis económica que agobia cada vez más a los clubes del fútbol boliviano, que cada mes sufren buscando recursos para cubrir los sueldos de sus jugadores.

Varios equipos en huelga hicieron noticia este mes, incluso hubo la amenaza de no reanudar el torneo por parte de Futbolistas Agremiados de Bolivia (Fabol) porque el Tribunal de Resolución de Disputas (TRD) se declaró en paro por falta de sueldos, lo que ocasionó que los jugadores no tuvieran a dónde acudir en caso de presentarse una controversia.

El lila de la Villa Imperial y Sport Boys de Warnes fueron los protagonistas de esta semana al no entrenarse, aunque en el caso del cruceño parece que la solución está a la vista; mientras en el potosino el panorama es más complejo, pues sus jugadores amenazan hasta con no viajar a La Paz para jugar mañana frente a The Strongest.

“Aquí (en Bolivia) es sálvese quien pueda, pues salvo un club, todos han caído en el abismo de la inflación”, dice Samuel Blanco, expresidente de Real Potosí y que en las últimas semanas volvió a la actividad dirigencial como parte de la Comisión Nacional de Selecciones de la Federación Boliviana de Fútbol (FBF).

Hasta hace un par de semanas, la plantilla de The Strongest también vivía horas críticas. Con Kurt Reinstch recluido en el penal de Palmasola por una denuncia de los socios de la Cooperativa San Luis, los jugadores declararon huelga y varios días trabajaron por su cuenta. Un movimiento interno aceleró la salida del dirigente y convocó a elecciones, tras las cuales asumió César Salinas, quien pagó un mes y pico de sueldo al plantel y los jugadores se quedaron tranquilos.

En Bolivia son los presidentes los que llevan sobre sus hombros la carga más pesada del manejo de un club, y gran parte del dinero para cubrir las planillas salariales sale de su bolsillo. Bolívar es el único que no pasa penurias porque BAISA SRL se hizo cargo de la administración del club y corre con todos los gastos mediante un contrato de 20 años que comenzó en septiembre de 2008.

Una sola vez hubo un paro, luego no se habló más de ello en Tembladerani, aunque recientemente hubo dos manifestaciones de preocupación de los jugadores por el retraso por unos días al ver que en sus cuentas no se habían efectuado los depósitos de manera puntual.

“El fútbol tiene que reunirse para encontrar soluciones, porque ahora ni la gente va al estadio como antes, así San José ya no reúne la cantidad de espectadores en sus partidos de local como en otras temporadas”, comentó Freddy Fernández, presidente del club orureño.

Su colega de Petrolero, Federico Ibarra, señaló que la planilla de su club aumentó respecto a la Copa Simón Bolívar, pero que hace el esfuerzo necesario para cumplir con los jugadores. “Tenemos que poner de nuestro bolsillo, no hay otra, porque las recaudaciones solo alcanzan para pagar parte de un viaje al interior”.

Mario Cronembold, presidente de Sport Boys, aseguró que con la llegada de jugadores de cartel su planilla subió hasta bordear los 100.000 dólares y considera normal un retraso de uno o dos meses, “al final de temporada es cuando se ve que nosotros cumplimos porque les pagamos todo, así que no quiero juicios de ninguna naturaleza”.

Para él, el fútbol boliviano es semiprofesional, pero los ingresos de los jugadores son grandes “y no te perdonan una, ellos están seguros de cobrar ganen o pierdan, sean campeones o desciendan. Yo digo que así como hay premios por partidos ganados también debería haber sanciones por derrotas. Con perdón de Pando, pero Sport Boys no puede perder de local con Universitario”.

Eduardo Salamanca, de Real, contó que desde hace un tiempo analiza la cesión del club a otras manos porque “es mucho tener que manejar los conflictos cada tiempo”. Mientras hay sugerencias para imponer un fair play financiero, un tope salarial para salir de la espiral inflacionaria, no hay visos de que el fútbol haga el intento por salir del túnel en el que se ha metido.

Los datos

Paro

Real Potosí y Sport Boys fueron los clubes que hicieron noticia esta semana por la huelga de sus primeros planteles.

¿Profesional?

Mario Cronembold asegura que el fútbol nacional es semiprofesional, pero paga bien.

Bolsillo

Presidentes de los clubes consultados señalan que la plata la tienen que poner ellos de su bolsillo, porque los ingresos son mínimos y no alcanzan.

‘Uno tiene que ser mago para cumplir’

Mario Cronembold dice que para que la situación no se vuelva insostenible hay que poner un tope salarial a los jugadores, de lo contrario la tendencia será a que los clubes chicos desaparezcan. “Ser presidente de un club en Bolivia es para magos, los estadios se llenan solo en clásicos, los dirigentes tenemos que corretear buscando auspiciadores, metiendo la mano a la billetera, hay que amar mucho en un club para seguir ahí”, señalo Cronembold.

Argumentó su postura señalando que no puede haber jugadores con sueldos de 15.000 dólares cuando en otros clubes lo máximo que se paga es 3.000 o 4.000 dólares.

“Hay que poner un tope y así peleamos todos iguales en la cancha. Los clubes deberán acomodarse, la norma debe decir que no se puede pagar más de esto y punto final. La competencia será equitativa”. No cree que los clubes vayan a ofrecer “por debajo” plata para asegurarse jugadores. “Ése es un riesgo porque ese contrato no sirve, no asegura que vayas a cobrar el dinero”.

Es partidario de ofrecer premios por partido ganado, pero también deben haber sanciones por derrotas. “Yo pago sueldos a un equipo para estar en mitad de tabla para arriba, pero estamos abajo y nadie me devuelve la inversión. Propongo salario base y sus incentivos por partidos ganados, así se van a esforzar”.

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